¿Alguna vez te has preguntado cómo funciona un detector? o ¿cuál es la diferencia entre un detector de presencia y de movimiento? Existe una amplia variedad de dispositivos que se encargan de la detección de cualquier movimiento en un espacio determinado.
A continuación, te explicamos el funcionamiento de una de las tecnologías más utilizadas en el mercado.
¿Qué es un detector?
Un detector es un dispositivo con sensor capaz de identificar cualquier alteración en el ambiente. Para ello, estos sistemas se instalan en lugares adecuados para cubrir el espacio que se desea vigilar. De modo que, se deben considerar diferentes aspectos, como las dimensiones de la estancia, la estructura, la ubicación y la actividad que se va a desarrollar en la misma.
¿Qué diferencia hay entre un detector de presencia y de movimiento?
Aunque en un primer momento pueda parecer que ambos dispositivos tienen la misma función, lo cierto es que existen diferencias entre un detector de presencia y uno de movimiento. Si bien un detector de presencia puede resultar efectivo para una gran variedad de situaciones, un detector de movimiento puede ser suficiente para casos determinados.
Funcionamiento de los detectores
Los detectores de movimiento se activan y desactivan si captan el calor que desprenden las personas y determinados objetos móviles. Los detectores de presencia, por su parte, funcionan del mismo modo, aunque con una mayor sensibilidad al calor o a la luz continuada.
Sensibilidad
La principal diferencia entre el detector de presencia y el de movimiento es la sensibilidad que caracteriza a cada uno para detectar la actividad. En tanto que, el detector de movimiento requiere de una actividad más evidente, el detector de presencia es capaz de percibir pequeños movimientos.
Control de luminosidad
Tanto los detectores de presencia, como los detectores de movimiento incluyen un sensor de luminosidad capaz de medir la luz existente en el ambiente, con el objetivo de aprovechar la luz natural y lograr un ahorro en el consumo de energía.
No obstante, para ello es necesario tener en cuenta el funcionamiento de cada detector. Y es que mientras que el detector de presencia realiza una medición constante de la luminosidad durante el periodo de tiempo en que detecta la actividad, el detector de movimiento mide únicamente la luminosidad cuando este se activa.
Temporización
Este elemento del detector es fundamental, pues trata de determinar el tiempo que se mantendrá encendido desde la última detección. De hecho, una temporización demasiado corta puede dar lugar a confusión, haciéndonos creer que el detector no funciona correctamente.
Aunque frecuentemente suele concretarse un periodo de tiempo más largo para zonas de uso más esporádico o en las que el movimiento está limitado —como las oficinas— y tiempos más cortos para zonas comunes —como un pasillo de instituto—, lo cierto es que conviene analizar las necesidades de cada área con el objetivo de conseguir una mayor eficiencia de la instalación.
En este aspecto, no existe diferencia entre el detector de presencia y de movimiento.
En definitiva, ambos dispositivos tienen objetivos similares. Sin embargo, la principal diferencia entre un detector de presencia y de movimiento es la sensibilidad con la que captan el movimiento, de modo que se recurrirá a uno u otro sistema según las propias necesidades.
